IDEAS FILOSÓFICAS PRINCIPALES
Eloy Alfaro creía fielmente
en sus ideas, no tuvo dudas en sus profundas convicciones democráticas, tenía
visión del futuro, su esfuerzo y disciplina lo convierten en un verdadero líder
y estadista.
El pensamiento de Eloy
Alfaro se refleja en la creación del Partido Liberal Radical, ya que él era un
gran autodidacta y comprendió a cabalidad la actividad política, donde era
indispensable la organización, hablar un mismo idioma y creer en sus ideas. Las
mismas que eran defender la libertad y las garantías fundamentales de las
personas.
Alfaro tenía una gran sensibilidad social y humana,
él sacrificaba sus intereses personales por los intereses de sus habitantes,
tenía una inmensa disponibilidad de servicio por los demás, todo esto hace que
él sea un buen político y sus ideas sigan teniendo vigencia, pues esto
demuestra lo visionario y certero de su luminoso pensamiento y su gran claridad
de hombre de mente privilegiada.
El idealismo de Alfaro tiene como soporte
insustituible la convicción y no la conveniencia, el creía que el ser humano
tiene derechos pero frente a estos debía cumplir obligaciones y asumir
responsabilidades, como idealista era mas preocupado por dar que por recibir,
su pensamiento era siempre el de servir y ser útil a los demás.
Para Alfaro era importante el orden y la
organización, pensaba que respetando el derecho ajeno es posible vivir en paz,
ósea la equidad, lo justo, proceder en todos los actos de la vida como debe ser y como les de la gana y piensen,
no creía en las personas conflictivas.
Alfaro fue un hombre de claro talento, emprendedor
en su vida pública y privada, y fueron una
serie de experiencias las que le permitieron adquirir una formación lo
suficientemente consistente para enfrentar las dificultades y desafíos que se presentan
a lo largo de su existencia. Eso le permitió dirigir y saber bien lo que hacia,
era un hombre completo, no tenía lagunas en sus conocimientos, nada le era
ajeno.
Sus
vivencias le permitieron acceder al conocimiento en todos los campos de la vida
humana, él era uno de los que “viven del sudor de la frente y no de los que viven del sudor de la gente”,
vivía de su propio trabajo, era un convencido del derecho a la libertad de los
seres humanos, creía en una libre empresa honesta, esa fue su forma de proceder
en la vida, fue un hombre transparente.
Es decir Alfaro fue un hombre de trabajo,
solidario, ecuánime, justo, sacrificado, luchador sin descanso por la igualdad,
la libertad y la fraternidad humana, nunca dijo ni actuó de otra manera, en lo
que sí era implacable era en su lucha contra los mentirosos, abusivos, tiranos,
desleales y aprovechadores que lucran de la necesidad ajena, por eso exclamó.
"la deslealtad es la peor lepra que aflige a la humanidad, confunde el
bien con el mal y termina promiscuándolo todo", cuánta sabiduría y verdad
en ese magistral pensamiento.
Alfaro fue un excelente líder que buscó ver a un ecuador grande y respetado
dentro del mundo, creía que si era
posible tener una vida menos angustiosa y más placentera, por ello su empeño en
la comunicación entre las personas y
como estadista comprendía que para poder tener una organización social sólida,
para que el país transite por el sendero del orden, la estabilidad, la
tranquilidad ciudadana, para que los grandes objetivos y causas nacionales
puedan convertirse en una alegre realidad, es indispensable y necesario contar
con el apoyo de una Fuerza Pública que proteja la integridad y dignidad
nacional a lo externo y garantice a lo interno el goce de las garantías
fundamentales a las personas, ello lo lleva a crear el Colegio Militar y luego
las escuelas de Aviación y Naval.
Alfaro hombre profundo en sus conceptos que no
conocía el egoísmo, se empeñó en darle a la mujer ecuatoriana la oportunidad de
ocupar un espacio igual que el hombre dentro de la sociedad; demostración de que era un convencido de la
igualdad de las personas ante la ley sin distinción de sexo, religión o
condición social, como reza la Declaración de los Derechos Humanos, de la que
Alfaro fue un invariable y convencido militante. El hecho de haber incorporado
a la mujer a la vida pública dándole igualdad de trato y oportunidades que al
hombre, demuestra no sólo un espíritu superior y sinceramente democrático, sino
la clara visión que tenía del mundo del mañana.
Si algo estimuló la rebeldía y lucha de Alfaro fue
la corrupción que imperaba en aquella época, era consciente que nada hace más
daño a una sociedad y a un país que gente sinvergüenza pasando por
"exitosa", al aprovecharse de los dineros que nos pertenecen a todos,
Nada justifica el que uno se beneficie perjudicando a todos, por eso la
sociedad debe rechazar con indignación y desprecio a los que se enriquecen aprovechándose de los fondos públicos, de ahí
este pensamiento “donde impera la corrupción y el robo es imposible la
República” cuanta verdad y acierto en ese juicio de valor.
Alfaro tenía dentro de sus principales virtudes o
cualidades el ser un hombre honesto, no transigía con lo incorrecto ni con los
inmorales; Alfaro empobreció su vida por
servir a los demás, esa es la demostración de su grandeza de mente y espíritu,
además conocía las debilidades de los
seres humanos, pues uno de sus pensamientos dice "esperar recompensas al
hacer el bien a otros, es tener decepciones horrorosas". Fue un humanista sin discusión alguna, deseaba ante todo y sobre todo que
prevaleciera el bien común.
Alfaro fue un hombre de mente universal, la
frecuencia de sus viajes al exterior lo convirtieron en un dirigente sin
fronteras mentales, sus ideas y sus pensamientos no conocían barreras, era un
ciudadano del mundo, por eso José Martí cuando se refirió a Alfaro lo definió
de forma precisa y certera: "es uno de los pocos latinoamericanos de creación",
en efecto Alfaro fue un hombre creativo, por eso es un adelantado a las
transformaciones latinoamericanas y caribeñas, tenía
clara noción de lo que significa el mercado internacional y entendía muy bien
al Ecuador, en cuanto a su configuración geográfica, e incluso étnico-cultural,
por ello público una nueva Ley de División territorial para establecer un régimen político-administrativo
descentralizado, sin duda Alfaro fue un buen líder demócrata partidario de la
descentralización como forma de gobierno participativa.
Alfaro quería transformar el país para que
imperasen la libertad, la moral, el derecho, la justicia, la razón; sabía que
un Estado debe prioritariamente buscar estabilidad democrática, seguridad
ciudadana y bienestar social, sin lo cual es imposible pensar en desarrollo
humano sustentable. Alfaro fue un rebelde en cuanto no aceptaba, y no
compartía, que mediocres sin escrúpulos ni principios causaran daño a la
nación. Fue valiente sí pero jamás agresivo y violento, su verdadera valentía
estaba determinada por sus convicciones, por su conciencia y por su afán de ver
al Ecuador brillar como un país de primer orden en América Latina y el mundo.
Una de las frases de Alfaro dice "entre el patriotismo y el fanatismo
existe la misma diferencia entre la luz que ilumina y el rayo que
extermina", lo cual resume su concepto sobre el patriotismo, como
expresión de una actitud que contribuye con ideas y razones a orientar el rumbo
de una sociedad, que ama a su patria y para amarla hay que comenzar por ser un
buen ciudadano, respetuoso de derechos ajenos y cumplidor de sus
responsabilidades sociales, no puede ser un patriota quien cree que sólo tiene
derechos y no tiene obligaciones.
Alfaro conocía muy bien que los pueblos y naciones
deben tener símbolos que honrar, por eso quiso que el país tuviera un Himno,
una Bandera y un Escudo que fueran representativos de nuestra idiosincrasia, de
nuestros ancestros, de nuestras fortalezas como país, de nuestra realidad
geográfica, de nuestra identidad como nación, por eso se preocupó de los
Símbolos Patrios, el estadista no abandona jamás sus principios aunque con ello
sacrifique posibilidades de captar posiciones. Normalmente un estadista es previsivo
y visionario, Alfaro cultivó su mente
con esmero y dedicación, eso le permitió adquirir un universo de conocimientos
conoce a cabalidad la forma en que opera o debe operar la sociedad
jurídicamente organizada a través de instituciones que son permanentes.